sábado, septiembre 22, 2012

¡Y vueeeltaaa a ser elegido! ¿Paremos la cueca?

Hace algunos días nos enteramos de que la Cámara de Diputados, por amplia mayoría, aprobó en general la reforma constitucional que pone límite a la reelección de diputados y senadores. En concreto, lo aprobado corresponde a lo siguiente: los diputados podrán repostularse en dos ocasiones, con un máximo de 12 años de ejercicio, mientras los Senadores podrán repostularse  sólo una vez, totalizando 16 años como máximo.
Sin duda se avanza en la dirección correcta, dando la posibilidad para la llegada de nuevas personas (ideas) al Congreso Nacional. Pero también es bueno dejar constancia de que esta medida es una condición necesaria pero no suficiente para renovar la política y mejorar la imagen de ésta frente a los ciudadanos.
Sólo por nombrar otra temáticas donde debiese avanzarse en un futuro próximo: reemplazar el sistema binominal por otro sistema más representativo, elegir directamente a Intendentes y COREs y regular el financiamiento de la política.
Pero volvamos al límite de reelecciones. En la cámara de diputados se seguirá discutiendo respecto de esta reforma, pasando posteriormente al Senado. Ya veremos si esta operación por mejorar la imagen de los políticos llega a buen puerto.
Sólo con la intención de aportara la discusión, quisiera poner sobre la mesa un par de ideas que en primera instancia pudieran parecer una posición extrema dentro de la temática en cuestión.
Primero que todo: no a la reelección. Se ve con bastante temor el siquiera pensar en la posibilidad de prohibir la reelección inmediata, ya que al ser elegido un congresista, dejaría de tener alguna motivación por cumplir correctamente su cargo, debido a que no habría presión de someterse al escrutinio público en una próxima elección. Además, al no existir reelección, nos encontraríamos en cada período con congresistas faltos de experiencia, convirtiendo al Congreso en una institución ineficiente.
Ser elegido congresista es por sí mismo un motivo de responsabilidad que debiese ejercerse con la misma seriedad teniendo o no teniendo posibilidad de reelegirse. Pensar que la única motivación de llegar a un puesto es ser reelegido en éste a través de los años, da para preocuparse.
Pero por un momento pensemos en esa posibilidad: los congresistas que no tienen chance de reelegirse no están motivados en realizar bien su trabajo legislativo. Propongo entonces la creación de la posibilidad de revocar de su cargo a los senadores y diputados al cumplir la mitad de su período, si la ciudadanía a la cual representa lo estima conveniente a través de presentación de firmas de un porcentaje determinado de ciudadanos. La idea principal aquí es el fortalecimiento del control social, concepto fundamental para asegurar que los congresistas asuman seriamente su ejercicio legislativo.
Pensemos ahora en el segundo argumento: al no existir reelección, en cada período nos encontraríamos con una Cámara de Diputados y con un Senado lleno de miembros neófitos, sin mayor conocimiento ni experiencia en el tema legislativo, convirtiendo al Congreso en una institución ineficiente, lenta e incapaz de cumplir con sus objetivos. No deja de tener razón esta postura, ya que como ciudadanos esperamos que al menos el Congreso se ocupe eficientemente de su principal labor: legislar.
Para evitar Congresos ineficientes por la llegada masiva de nuevos legisladores, propongo que la cámara de diputados y el Senado sean renovados en la mitad de sus integrantes, dejando entonces en ejercicio a la otra mitad que ya conoce el trabajo legislativo. De esta forma se minimiza la posibilidad de encontrarnos con un Congreso ineficiente por la condición neófita de sus integrantes. Esta renovación parcial ocurre actualmente en el Senado.
En resumen, se propone en este texto la imposibilidad de reelección, la renovación de los congresistas en un50% en cada elección y la posibilidad de revocar (reafirmar) a los congresistas al cumplir la mitad de su período, si los ciudadanos así lo estiman necesario.
Cuando existe voluntad de verdad de renovar la política, entonces las dificultades deben entenderse como desafíos para sortear, como oportunidades para discutir, y finalmente como la instancia para plantear soluciones.

*Publicado también en Elquintopoder.cl :  http://www.elquintopoder.cl/politica/y-vueeeltaaa-a-ser-elegido-paremos-la-cueca/
 Publicado en El Ciudadano: http://www.elciudadano.cl/2012/09/22/57400/y-vueeeltaaa-a-ser-elegido-paremos-la-cueca/

La Historia del ciudadano informado

En algún lugar de Chile y en una fecha que no recuerdo, un ciudadano informado se aprestaba a votar en unas elecciones municipales. El día de la elección era el momento cúlmine de todo su proceso de averiguación, de recopilación de información respecto de las candidaturas que se presentaban a la elección.
Desde hace ya más de un mes, el ciudadano informado se había dado el trabajo de conocer cada una de las propuestas de los candidatos, tratando de identificar si existía una historia común entre la candidatura y la comuna.
Hizo el esfuerzo de comunicarse con cada candidatura y evaluó el interés mostrado hacia sus consultas. Una de las preguntas que les realizó fue respecto de la motivación que tenían para ser candidatos. ¿Le interesa aplicar programas efectivos en el corto plazo y de poco efecto en el largo plazo? ¿Le preocupa realmente una planificación para el desarrollo comunal, aunque esto implique no tener resultados inmediatos?
El ciudadano informado trató de escuchar discursos y leer columnas escritas por los candidatos, buscando identificar a quienes mostraban una imagen paternalista y a quienes mostraban una actitud más horizontal, más cercana al empoderamiento ciudadano. Y este ciudadano no se quedó allí: se preocupó por ver si la forma de hacer campaña de cada candidatura en la comuna había sido utilizando estrategias innovadoras, o si acaso mantenían la antigua estrategia del rayado de murallas, lanzamiento de panfletos e invasión de carteles. Para el ciudadano informado el valor del respeto con la limpieza, el orden y la belleza de la ciudad era fundamental.
Contextualizó los discursos. Intentó ver por qué había candidaturas que casi de manera automática encontraban erradas todas las decisiones del actual alcalde. Pero también fue duro en su análisis cuando el alcalde comenzó a realizar enormes inversiones desde los últimos nueves meses antes de la elección.
El ciudadano informado se dio cuenta de que una linda foto y un eslogan llamativo, por sí mismos, no hacen gobierno local. Se sintió muy molesto cuando notó que existían candidaturas que privilegiaban la imagen por sobre las ideas, y responsabilizó al marketing político de esta tendencia creciente en Chile.
Ese día de la elección, el ciudadano informado estaba contento. Sentía que mientras marcaba su preferencia, lo hacía con total responsabilidad y pensando en el bien de su comuna. Depositó el voto en la urna, mientras esbozaba una sonrisa.
Terminado su deber cívico, el ciudadano informado salió del local de votación y de casualidad se encontró con su gran amigo, el ciudadano desinformado. Se dieron un gran abrazo. El ciudadano informado le preguntó si acaso iba en dirección a votar. “¡Pero claro! – respondió el desinformado- tengo que ir a votar, porque si gana mi candidato me aseguro un buen trabajo en la municipalidad”.
El ciudadano informado comprendió que se estaba quedando sólo.

* Publicado en elquintopoder.cl : http://www.elquintopoder.cl/politica/la-historia-del-ciudadano-informado/ 
Publicado en "El Ciudadano": http://www.elciudadano.cl/2012/08/16/55958/la-historia-del-ciudadano-informado/

Congresista querido, ¿querrá usted representarnos?

Ya no resulta sorprendente que las encuestas muestren altos niveles de rechazo al Congreso Nacional. Este fenómeno ha venido intensificándose desde hace dos años. En la encuesta Adimark de abril de 2010, la Cámara de Diputados mostraba un nivel de aprobación del 43% y de desaprobación de un 37%, y para junio de 2012 Adimark nos muestra un nivel de aprobación de un 17% y desaprobación del 73%. El Senado presenta un comportamiento similar al descrito.
Observamos, además, ya casi sin capacidad de asombro, como las discusiones en el congreso presentan una desconexión preocupante con las demandas ciudadanas, se habla de una crisis de representatividad en el Congreso Nacional.
En términos simples, cuando hablamos de representación, debemos pensar en una ciudadanía que entrega su poder a una persona “x” para que interprete y represente sus posturas en el mundo legislativo. Hasta ahí todo está bien.
No obstante, para que alguien nos represente, además se requiere que este representante conozca cuáles son nuestras opiniones respecto a las temáticas que se están tratando y luego exponerlas en las discusiones legislativas. Si esto no ocurre, entonces sólo estamos entregando nuestro poder a una persona sin generar una relación posterior. Estaríamos sólo en un sistema de democracia delegativa.
La representatividad requiere un constante flujo de opiniones entre representantes y representados, sobre los temas que se están discutiendo en el Congreso Nacional (y por favor, no nos vengan con que en las jornadas distritales eso es lo quese hace).
Lamentablemente, la representación no se está logrando, quizás producto del tratamiento “amateur” que se le da al acto mismo de la representación. Sin embargo es posible pensar en  metodologías que permitan recoger información relevante por parte de los parlamentarios en sus distritos y circunscripciones que aporten a mejorar el proceso de representación y alejarse de la simple delegación de poder.
Elaboración de encuestas, sistemas de votación on-line, mesas de trabajo, focus group. Existen muchas opciones. Pero lo importante es que realmente exista una correspondenciaentre la opinión ciudadana de un territorio y las argumentaciones (y votaciones) que realiza un determinado congresista.
Lo principal, a juicio de quien escribe, es terminar con las votaciones por “órdenes de partido”, ya que eso anula toda posibilidad de discusión ciudadana, elimina toda posibilidad de representatividad de los territorios y fomenta el poder de las elites políticas.
Pero ojo, todas estas metodologías que puedan recoger la opinión ciudadana deben ser pensadas con el fin de mejorar la participación y no pensadas para instrumentalizar a la ciudadanía, legitimando posturas predefinidas por el congresista. De ahí que la transparencia en la elaboración y aplicación de estas metodologías resulte fundamental.
Para finalizar, le recomiendo que haga el ejercicio de preguntarle a su representante en el poder legislativo qué metodología utiliza él o ella para recoger las opiniones ciudadanas sobre los temas que se están viendo en el Congreso. Pregúntele también si es posible acceder a los resultados de la aplicación de esas metodologías, consúltele cuánta gente participa en esas jornadas de discusión y aproveche de interrogarlo si acaso realiza sondeos en el territorio que le permitan orientarse al momento de votar en las sesiones del Congreso.

*Artículo publicado en Elquintopoder.cl :  http://www.elquintopoder.cl/politica/congresista-querido-querra-usted-representarnos/ en El Ciudadano: http://www.elciudadano.cl/2012/07/08/54688/congresista-querido-querra-usted-representarnos/