Finalizada la vorágine de las elecciones
municipales, todo comienza aparentemente a volver a un estado de menor
efervescencia política.
Permítanme entonces una reflexión…
En períodos de campaña suelen darse
enfrentamientos entre adherentes, visibles fundamentalmente a través
redes sociales, pero también observables en las calles de cada comuna.
No es aislada la existencia de enfrentamientos entre comandos opositores
que se disputan espacios para ubicar sus afiches de campaña.
Pero lo que llama la atención es que los
comandos de campaña no solo se preocupan de instalar propaganda propia,
sino que hay una preocupación especial en hacer desaparecer, romper o
ridiculizar los afiches de campaña de las candidaturas opositoras. Y
hablemos claro, esta práctica es generalizada y sistemática. Los afiches rotos, los panfletos
anónimos, entre otras cosas, no proliferan producto de la teoría de la
generación espontánea. Estas prácticas ocurren comúnmente y como
ciudadanos lo sabemos.
En términos prácticos, lo que una
candidatura busca al dedicarse a romper propaganda ajena es
invisibilizar a las demás candidaturas, intentando monopolizar la
publicidad en un territorio. Ese monopolio de la propaganda genera un
daño enorme a la ciudadanía, entendiendo que la decisión de votar debe
ser consecuencia de un proceso de información respecto a alternativas de
oferta.
Para entender el costo de oportunidad de
nuestra decisión, debemos tener claridad respecto a las alternativas
existentes. Si el ciudadano no conoce las alternativas, no podrá
dimensionar cuál es el costo de oportunidad de elegir a un candidato. De
aquí nace una pregunta: ¿No será que las candidaturas buscan
que la ciudadanía no conozca el costo de oportunidad de votarles y para
eso buscan invisibilizar a sus contendores?
Para que la oferta política sea conocida
por la ciudadanía, la propaganda en una elección debería ser igual para
todos los candidatos competidores (igualdad de propaganda en términos
de cantidad de ella). Lo anterior bajo la lógica de que el ciudadano
debe tener igual acceso a la información de la oferta de candidatos y
programas.
Por tanto, ese acto tan mínimo de
invisibilizar al oponente, lejos de hacer un favor a su propio
candidato, está realizando una acción profundamente antidemocrática,
pues le niega al ciudadano el derecho de informarse de las opciones que
tiene y del costo de oportunidad que deberá asumir al momento de
sufragar por una candidatura.
Álvaro Jorquera Mora
@jorqueramora
@jorqueramora
Colunna publicada tambien en El Ciudadano: http://www.elciudadano.cl/2012/11/23/60434/una-candidatura-que-elimina-propaganda-del-competidor-le-falla-al-ciudadano/
En elquintopoder.cl : http://www.elquintopoder.cl/politica/candidato-que-elimina-propaganda-del-rivalfalla-al-ciudadano/